El camino hacia la nada

Existe un nivel más allá de la tristeza o la depresión, un estado siniestro en el que todo es como un estanque de agua oscura, sereno, sin movimiento, como un espejo. En ese estado entre lo vivo y lo muerto no hay pena ni llanto, pero tampoco alegría, y todo lo que se supone bueno en la vida, como el cariño, la diversión o el amor producen rechazo. La soledad se vuelve una droga, adornada de hermosas melodías provenientes de incomprendidas canciones que hablan con voz gutural de lo más contrario a la vida, como odas hacia algo más allá de una existencia artificial. Un nivel al que solo se puede llegar después de beber ese veneno amargo a lo largo de los años hasta desarrollar la inmunidad a la existencia. No es más que un camino solitario hacia algún lugar lejos de esta realidad, con un final incierto al que poca gente es capaz mentalmente de soportar y finalizar sin rendirse