Relatos cortos Malaga  15 may 2020

El sacrificio

Tampoco hay que sacrificarse por los hijos. Ésta y otras frases me tienen por la calle de la amargura.

Mi pareja es de los que piensan que no es necesario sacrificarse por los hijos, pues ellos crecerán, volarán del nido y todo lo que has hecho ha sido perder calidad de vida. El colmo es que pretende influir a los demás. Estos días, he estado pensando en esta frase en concreto [frase textual suya] y lo cierto es que nos sacrificamos sin darnos cuenta.

Todo empieza desde el momento que se concibe dentro nuestra, manifestándose con los primeros síntomas. Te levantas una mañana y notas algo así como si en lugar de haber dormido en tu cómoda cama de 1,50 hubieses estado de borrachera, entregada a la causa por beber y beber más alcohol, bueno, pensé: se me pasará los retortijones de barriga…. Y… ¡zasca ¡primer vómito A lo mejor, ha coincidido que hoy tengo mal cuerpo. ¡Error Vomité hasta los cuatro meses de embarazo, tomé Cariban mañana, tarde y noche, seguía vomitando y perdí 8 kilos. ¿Esto no es sacrificio?

Por síntomas… por síntomas puedo contar cada uno de ellos porque da contenido para escribir un libro, pero ya hay muchos que hablan del tema. Para terminar, quiero contar dos cosas: la primera de ellas es que tuve muy pocas contracciones previas al parto [al final cesárea], pero una de ellas dolorosas me pilló bajando las escaleras del parking, ¡genial Casi bajo rodando entre el dolor y el bombo. La segunda es que, una bonita mañana, quise desayunar, nada más y nada menos, 20 churros, y 20 tuve en la mesa, al segundo churro vomité, ¡adiós churritos

Son nueve meses [41 semanas en mi caso] los que comparto con mi hija, pero no con ello quiero decir que el papá no los comparta también, no siente los síntomas ni contacciones, pero si es un hombre bueno y le mueve el amor por su familia, consigue vivir el embarazo y la espera del nacimiento con la misma intensidad que la madre. Ambos tienen papeles esenciales, pero si se queda todo en: “tú albergas la niña” entonces la lucha es más de la mamá que del papá.

Pasamos al dichoso Síndrome del Nido, ¡qué horror Rompió todos mis esquemas porque siempre había recalcado que no por ser niña, iba a tener todo de rosita, ahí va otro zasca pero bien grande… ¡Zasca Convertí una de las habitaciones del piso en una cuqui habitación monísima en rosa para la bebé. Si esto no es sacrificio que baje Dios y lo vea. ¿Dónde están mis principios?.

Lo cierto, es que los hijos rompen todos nuestros esquemas, si antes algo nos parecía bien ahora no, por el simple hecho que buscamos lo mejor para ellos y no nos conformamos con lo bueno, sino con lo mejor. Esto también supone otro sacrificio de esfuerzo, tiempo y dinero. Quiero decir que si estoy cansada y mi hija me pide jugar, ¿qué se hace? ¿jugáis 10 minutitos? ¿le dais el móvil? ¿le dais los juguetes? El caso, es que yo creo que los hijos nos piden atención de forma constante, somos su referente para todo, si nos sentamos a jugar, seguro que nos imitan, si nos cepillamos los dientes, si nos secamos el pelo, seguro que nos piden el secador… son nuestro reflejo. Por ello, si la sociedad le apasiona criticar, cuanto más la forma de crianza que tenemos de nuestro reflejo andante. En ocasiones, tenemos que escuchar comentarios del tipo:

- Eres madre sobreprotectora.

- Eres una madre pesada.

- Eres la típica madre que no deja que el niño investigue.

- Eres de las que se alarma por todo.

- Eres agobiante.

- La teta con dos años no sirve, se la tienes que quitar.

- Etc, etc, etc.

Mi respuesta es siempre: sí, claro, tienes razón, por supuesto, no te lo discuto, es verdad, qué lista es la gente, ahora mismo lo hago.

A ver si podemos entendernos, los niños no tienen porqué caerse para que aprendan, ¿aprendan a qué?, no tienen porqué ponerse enfermos con un año o dos de vida para coger defensas así que no lo voy a sacar al parque un día de diciembre con viento, se pondrán malos cuando su cuerpo no esté preparado para combatir los diferentes virus del entorno. Los niños no tienen que hacer lo que les de la gana así que debemos marcar límites, horarios y rutinas, las investigaciones son a veces un tanto peligrosas [enchufes, escaleras, alejarse en la calle…) las madres tenemos el don de alarmarnos, cuando no comen sabemos que después viene una fiebre, una gripe, una laringitis, una faringitis y ahora es “estupendo” porque también tenemos el covid. Tú no mandas en mi cuerpo, entre la teta solo estamos mi hija y yo, nadie tiene que interponerse. Si somos agobiantes es porque depositamos en ellos nuestra confianza, y generamos unas expectativas que queremos que cumplan. Pese a todo, dejo de hacer lo que estoy haciendo y juego con mi hija, no 10 minutos, sino todo el tiempo que ella quiera hasta que tenga un motivo para dejarlo, bien porque se acerca la hora del baño y cena o porque de tantos trastos y juguetes que hemos puesto por medio, no encuentre a mi hija jeje Los hijos nos cambia para hacernos fuertes, para plantarnos cara y desafíos, para tomar decisiones seguras.

Quiero criarla y educarla en base a unos valores y principios que la hagan ser humilde y tolerante cuando sea adulta, que sea capaz de estudiar [mi ilusión] y sino que trabaje siendo en todo momento responsable de ello. Mi reto es que me sentiría orgullosa de ella si la viera como una mujer con buen corazón sin ser ninguna tonta. A todo esto… ¿tenéis las instrucciones en PDF para pasármelas? Esto es el problema, los niños vienen como animales, sin educar. Ahora que mi hija está avanzando en el lenguaje oral, me siento súper responsable, no sé cómo explicarlo… Creo que ahora es cuando empieza lo bueno, es decir, educarla Pero educarla para hacerle entender que:

- No se chilla Y mamá tampoco lo hace [pero si tengo ganas]

- No se suelta de la mano [pero mamá y papá tampoco se la dan]

- No se dice palabrotas [a mamá se le escapa un: ¡coño, qué peshá)

Tengo que mentalizarme para transformar muchas cosas, en lugar de usar NO, quiero que mi hija escuche y me vea firme diciendo:

- Vamos a entrar al súper de la mano. ¡Muy importante estar juntas

- Mamá no está sorda así que si me llamas mamá, mami, teta, Ana o algo similar en voz normal voy.

- ¿eso dónde lo has aprendido? ¿tú quieres decir palabrotas? Te explico lo que tienes que hacer cuando estás enfadada, ¿vale?

Los hijos son una fuente de energía y nosotros una hucha donde se acumula el cansancio. Cuando me dicen con toda la buena intención: “Ana necesitas descansar”. Les respondo: “cuando sea vieja descansaré, ahora me como el mundo”. ¿Sabéis que hoy en el día de la familia? ¿En qué lugar posicionáis la vuestra dentro de tus prioridades?



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Manu Tienes Razón, Ana, los niños suponen un sacrificio de por vida, las mamás les lleváis -ventaja- a los papas, porque empezais 9 meses antes y los primeros 2 añitos, de media, según dure la lactancia natural, vuestro sacrificio es mayor, aunque siempre se debería contar con la pareja, para poder repartir esfuerzos y descansar...un poco.. Luego la cosa se equilibra un poco, ya depende del grado de implicación, organización y labores externas, que tenga la pareja, hay mamás que son un poco más -despegadas-, y tras dos años de alto sacrificio, prefieren delegar en -papa-, todo lo posible, y poder salir de nuevo a trabajar, tener su vida social -externa-, etc.., etc..., y hay mamás, que son más apegadas, o no confían, o no pueden contar, con la ayuda de -papa-, y les toda seguir apechugando con la mayor parte del seguimiento, educación y sacrificio por sus hijos... Los hijos, no suponen solo un sacrificio, dan tambíen muchas satisfacciones, aunque desde un punto, -egoista-, sea dificil de ver, pues son un pozo sin fondo de atención y energía invertida, que nunca se recupera, tal cual-, se da, pero hemos de pensar, si nuestros padres hicieron lo propio con nosotros, que les dimos nosotros a cambio, por su puesto que habrá casos y casos..., pero hay un Refran, con lo resume muy bien: -un padre es para cien hijos, lo que cien hijos no es para un padre-. otra cosa que tienen los hijos: Son una prueba de vida para nosotros mismos, para poner a prueba nuestros valores, nuestras virtudes y defectos, y una -prueba de fuego-, en la Relación de pareja-, ellos marcan la diferencia, si una relación es realmente amor por el otro o no, pone a prueba la solidez de esa relación, ya no estás con tu pareja solo para disfrutar de momentos de ocio, ilusiones de proyecto en común, disfrutar juntos de -todo-..., ahora toca compartir Responsabilidades y criterios de hacer que no siempre son los mismos, y esa diferencia de pareceres, termina minando las relaciones, hasta el punto..., que la mayoría de rupturas matrimoniales, suelen ser al poco después de tener los hijos...., situación que complica más la crianza, pues ya no estáis los dos en -el mismo bando-, ya los criterios son-difíciles con conciliar-..., y esos niños siempre estarán ahí, aunque vosotros ya no estáis juntos..., ¿y ahora que?
17/05/2020
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