Relatos cortos Malaga  09 may 2020

Vivencias durante el Covid

No sé si esto pertenece a este grupo o a otro, quizás sea una reflexión en lugar de un relato. Bueno, ahí va mi texto escrito desde el confinamiento, así que espero poder explicarme lo mejor posible porque estoy un poco afectada.

Al principio, era de las que pensaba que los demás se quejaban por amor al arte, puede que sea por mi escasez de empatía que no entendía que las personas se agobiasen en casa si se supone que es el hogar, el sitio que se ha construido para vivir ya sea solo/a o en familia, si bien tengamos pareja, hijos/as e incluso mascotas. Poco a poco fui comprendiendo la necesidad de salir, o más bien, de huir. Si, si lo he escrito bien, existe la necesidad de huir, de evadirse, de tomar el aire, de simplemente poner una pierna al sol y sentir la libertad que antes la tenía pero no era consciente de ello.

He pasado por varias fases y ya no sé donde me encuentro, aunque Simón me dice que del cero no pasamos esta semana, para mi ahora es lo de menos. Empecé de esa forma, continué abriendo mi mente y razonando la necesidad de salir, pero ahora no entiendo nada.

Mi cuarentena ha sido y sigue siendo un poco tormentosa, pues muchos sentimientos se han cruzado formando caminos diferentes. No saquéis la Guía Michelín, no es necesario, es que durante estas semanas, he dejado de ser una mujer amada, a convertirme solo en mujer mamá. De aquí nace la comprensión de querer huir, de querer gritar a los cuatro vientos un vaivén de palabras que lo único que conseguiría es empeorar la situación, pues él pide mejorar su calidad de vida y yo solo quiero dormir con mi familia bajo el mismo techo. Tengo mil motivos para salir a correr a la playa, pero por respeto a los sanitarios me guardo las ganas y dejo a los demás que se infecten unos con otros.

¿Cómo entendéis la vida? ¿lo que os hace felices hoy mañana no lo es? Estoy perdida y confinada. Siento que esta cuarentena se ha llevado buena parte de mi vida, unos 9 años donde aposté a por todas. No sé si ahora es un buen momento para realizar una autoeva.luación de mi misma, considero que lo peor de mi es estar en el desempleo y que debería pulir parte de mi personalidad pero tampoco hay que ser perfectos, ¿no?

Ayer después de darle la cena a mi chiquituji, salí a patinar a las 10 de la noche aprovechando el último ratito de permiso carcelario hasta las 11. Me subí a los patines después de muchos años y con un cuerpo diferente al de la última vez que los usé, convertí mi espalda cansada en una nueva y sin darme cuenta, me deslicé a un charco de aceite pues había ido a un parking y… ¡no tengo remedio ¡puf En ese instante, me avergoncé por haber llegado a los 33 sin ser interina ni funcionaria porque esa era mi meta, me sentí ridícula por querer algo tan simple como mi familia y mi hogar, me sentí hasta vieja porque me duele todo el cuerpo y estoy a la espera de unas pruebas nada favorecedoras. En fin, miré hacia todas direcciones y en ese momento nadie estaba pendiente de mi, así que volví a patinar durante una hora. Tenía muchas ganas de llorar pero ya es suficiente, esta cuarentena no se merece estar sufriendo, al revés, nos pide que seamos fuerte, todo lo fuerte y valiente que podamos ya que de todo se sale. No me voy a caer, sino caminar [o patinar] al ritmo que yo necesite porque esto no es una competición, sino la adecuación de una nueva vida y las personas tenemos esa capacidad de raciocinio.

En mi caso, el coronavirus no se ha llevado a ningún ser querido pero si ha hecho estragos a mi familia, la que había formado. No siento que deba devolverle el mismo daño ni me consuela convertirme en mujer despechada, quiero transformar todo esto en un sueño, hacer magia y que el covid sea un tipo de piojo, el dolor causado en un bizcocho chamuscado, mi familia rota en otra que pasea por la arena de la playa buscando un parque… en fin…

El dichoso virus no tiene final feliz.



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Manu vaya, Ana, es una reflexión muy larga de tí misma...,
22/05/2020
Manu son muchos aspectos y sentimientos los que describes y en los que se imagina, pero sin estar seguro, de la situación en la que te encuentras.., Es comprensible, que estés frustrada, cansada y agobiada, si estás confinada en casa, todo el día, sola, con tu niña pequeña, sin trabajo..., eso limita tu vida social, tus recursos, y tiempo para tí misma, para poder despejarte, pensar en otras cosas, cambiar de aires, una válvula de escape..., no me queda muy claro, porqué dices que el Covid, ha destrozado tu familia, aunque me lo figuro, pero si eso, no es culpa del covid, ni del confinamiento..., eso es solo la gota que colma, algo que viene de antes, ..., con 33 años eres muy joven aún, te queda muchoooo, para decir que es el final, el final aún no ha llegado, y aún puede ser Felíz, la Esperanza nunca debe perderse...., sentirte frustrada, por ser funcionaria, aún puedes serlo..., pero hay muchos otros caminos, no todo el mundo puede ser funcionario, aunque soy perfectamente consciente de las ventajas que eso tiene, en este pais..., son el grupo de los trabajadores privilegiados..., pero hay otras cosas, que pueden ser tan buenas y gratificantes, no todo pasa por un buen sueldo, aunque falta nos hace desde luego..., son muchas cosas las que me gustaria contar, pero estaría horas escribiendo..., sería pesado y aburrido, no creo interese a mucha gente....así lo dejo aqui... Solo Darte ¡Muchos Animos!, que todo tiene salida, los cambios son una oportunidad, cuando parece estamos en el fondo, alégrate, solo nos queda ir subiendo, ya lo verás!, si yo te contara..., pero dice el refrán que -mal de muchos, consuelos de tontos-, así que mejor lo dejamos estar..., Animo, que el Final aún no ha llegado..., y aún puede ser Feliz...,
22/05/2020
Manu
22/05/2020
Manu y no digas que te sientes mayor y cansada, si eres muy joven y con una niña pequeña, aún te queda mucho que hacer....,
22/05/2020
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